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Publicado Junio 01, 2021 | Florencia Droppelmann
Se me hace imposible ser diseñadora sin ser feminista.
Para contextualizar un poco, recordemos que entre los años 60 y 80 las mujeres comienzan a exigir derechos sobre su cuerpo y su reproducción.
Este movimiento tomó un carácter multicultural ya que a lo largo de la historia las mujeres siempre estuvieron ligadas solo al trabajo doméstico. Con la entrada femenina al mundo laboral surgieron nuevas oportunidades y hubo un empoderamiento femenino mundial, donde el feminismo se transforma en una lucha constante por cambiar lo establecido y buscar equidad de género.
A lo largo de la historia el diseño siempre ha tenido como objetivo elaborar productos que satisfagan necesidades de la sociedad, sin embargo, por el sistema patriarcal el rol de la mujer en esta área y la atención a sus necesidades propias han estado invisibilizadas.
Actualmente el feminismo ha aportado sensibilidad e inclusión, por ejemplo en el arte, donde las perspectivas feministas han ido consolidándose, por lo cual es importante que entre nosotras nos apoyemos.
Ser feminista y diseñadora, significa apoyar el trabajo y avance de las mujeres como una parte crítica al mundo del diseño, donde se busca un impacto positivo y el poder generar sentimientos, que no sea sólo una "compra linda".
Esta idea va relacionada a crear productos con diseños para un público en específico y personalizado, dándole una exclusividad única y en pocas cantidades de producción, a su vez sin dejar de lado que esta sea para todxs, además de dar trabajo a otras mujeres, valorar sus manos y su trabajo.
Para mí, se hace imposible ser diseñadora sin ser feminista, creo que están fuertemente ligados. El feminismo es la forma de pensar y una forma de vivir, expandiéndose a todas las áreas en que nos desenvolvemos. Es por esto que el diseño no puede dejar de lado el feminismo y la inclusión. No sólo de mujeres, sino de la comunidad LGTBIQ+, y todas las personas.